Hoy queremos hablarte sobre los Colosos de Memnón, dos impresionantes figuras que pertenecían a un importante templo en memoria de Amenhotep III, del que por desgracia ya no queda nada tras las continuas inundaciones del Nilo.
Así todo, merece la pena acercarse a conocer estos gigantes que montan guardia desde hace más de 3400 años, y que, a pesar de haber sido gravemente dañados por varios terremotos y la erosión, aún se mantienen erguidos como testimonio del poder y la grandeza del antiguo Egipto.
Te contamos a continuación un poquito de la historia de las también conocidas como es-Salamat. Cómo llegar, qué ver en el lugar, y por qué deberías incluirlo en los lugares más fascinantes que ver en Egipto.
Dónde están los Colosos de Memnon
Esta es la ubicación los Colosos de Memnon. Se encuentran en la ribera occidental del Nilo, frente a Luxor, y cerca de Medinet Habu.
Cómo llegar
Desde Luxor la mejor forma de llegar a los Colosos de Memnon por libre es en taxi. Tienes que cruzar la ribera occidental del Nilo para tomar uno. Regatea el precio con tu taxista, quizás te interese visitar también el Templo de Seti I o el Templo de Hatshepsut que están muy cerca, negócialo con él, y mejor no pagues hasta que finalice el recorrido.
A nosotros nos llevaron desde nuestro crucero por el Nilo en autobús y la verdad es que, aunque sea más caro es lo más cómodo.
Aquí tienes por ejemplo una excursión desde Luxor que incluye el Valle de los Reyes y las Reinas, Colosos de Memnón y Hatshepsut, para que no te compliques la vida.
Un poquito de historia
Como te decíamos al principio, los Colosos de Memnón son dos enormes estatuas de piedra que custodiaban un gran templo. Este templo funerario fue construido a instancias del faraón Amenhotep III en el siglo XIV a.C., en la antigua ciudad egipcia de Tebas.
Amenhotep III o Amenofis III, fue hijo del rey Tutmés IV y perteneciente a la XVIII dinastía que gobernó Egipto de 1554 al 1304 a.C, y que ubicó su capital en Tebas, consolidando su supremacía en Babilonia y Asiria.
El templo era uno de los mayores de Egipto, ocupaba más de 35 hectáreas de terreno, pero las crecidas del Nilo acabaron con él debido a que su construcción era de adobe, algo que sirvió para cambiar el material en la construcción de templos posteriores.
Se les conoce como Colosos de Memnón, aunque no está claro por qué, ya que representaba al faraón Amenhotep III. Parece ser que fueron los griegos y romanos, que los visitaron en la antigüedad, los que le pusieron el nombre del héroe que murió en la batalla contra Aquiles durante la Guerra de Troya.
Muchos terremotos e inundaciones dañaron este templo e hicieron que desapareciese casi por completo, pero las excavaciones de 1820 del arqueólogo británico John Gardner Wilkinson hallaron diferentes objetos, fragmentos de cerámica y monedas de diferentes períodos de la historia egipcia, que nos ayudan a conocer un poco esta época.
Más colosos
En su historia más reciente, en el año 2012, los trabajos y estudios arqueológicos descubrieron piezas de idéntico material que los colosos, estas demuestran que el templo funerario del faraón estaba custodiado por otras seis figuras de 11 metros de altura.
Un tercer coloso, y partes de otros, han sido recosntruidos y puestos en pie (puedes verlo al fondo de la fotografía). Un español, Miguel Ángel López, fue el encargado con su equipo de desplazarlo y reubicarlo en su posición original empleando cojines de aire comprimido. Una tarea muy complicada que una vez más nos lleva a pensar en cómo pudieron hacerlo en la antigüedad.
Descripción de los Colosos de Memnon
Estas dos estatuas gemelas representan al propio faraón Amenhotep III sentado en el trono en posición relajada con las manos sobre sus rodillas mirando al Nilo por donde sale el sol. Lleva el tocado real llamado Nemes, que representa al rey ya difunto, con una diadema con una cobra, emblema protector de los faraones.
Están talladas en cuarcita, piedra traída de las canteras de Guiza, tienen más de 18 metros de altura y pesan 720 toneladas cada uno.
Por la parte delantera de ambos tronos, junto a sus piernas, hay dos pequeñas figuras talladas que representan a su madre Mutemwiy y de su esposa Tiye, bastante dañadas. Y también imágenes de dioses como Isis, Osiris, Horus, Hathor, Anubis…
Por los lados hay grabados con inscripciones que nos cuentan la vida de Amenhotep III y su reinado como faraón, que nos proporcionan valiosos datos sobre esa época.
Hay más inscripciones, posteriores a la época de su construcción, por ejemplo, unas dejadas por el emperador romano Augusto sobre él y Cleopatra VII Philopator, o las del emperador Adriano.
Las estatuas que cantan
Puede que hayas leído alguna vez que a los Colosos de Memnón se les llamaba en la antigüedad las estatuas que cantan.
Parece ser que cuando los rayos del sol las calentaban cada mañana, emitían una especie de música que se podía escuchar a kilómetros de distancia. Este sonido fue identificado por los antiguos como la llamada de Memnón a su madre Eos, diosa de la aurora.
La explicación menos romántica nos dice que este sonido se producía debido a las vibraciones de las grietas de la piedra con el cambio de humedad o de temperatura.
Este fenómeno hizo que el lugar fuese destino de viajes desde la antigüedad, pero estos cesaron cuando los colosos fueron restaurados en el año 199 d.C. dejando de “cantar”.
Breve vídeo de los Colosos de Memnon
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Merece la pena visitar los Colosos de Memnón, una experiencia fantástica para los viajeros aficionados al arte y a la historia, que nos hablan del poder y la grandeza del antiguo Egipto.
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