Hoy te llevamos al Castillo de Monzón, una imponente fortaleza que domina la ciudad desde lo alto de un cerro y que guarda algunos de los capítulos más apasionantes de la historia de Aragón. Fue pieza clave durante la dominación musulmana, protagonizó numerosas reconquistas y acabó convirtiéndose en una de las encomiendas templarias más importantes de la Península.
Al recorrer sus murallas y sus edificios medievales, se descubre un auténtico castillo-convento templario compuesto por torre del homenaje, iglesia románica, sala capitular, dormitorios, cárcel y un sorprendente pasadizo paar escapar.
Cada rincón respira historia y
permite revivir la vida de los caballeros de la Orden del Temple, que
hicieron de este enclave su centro neurálgico dentro de la Corona de Aragón.
Una visita imprescindible para quienes disfrutan de la arquitectura militar y
sienten curiosidad por el siempre enigmático mundo del Temple.
Dónde está el Castillo de Monzón
El Castillo de Monzón se encuentra en la propia localidad de Monzón, al este de la provincia de Huesca, comunidad autónoma de Aragón. Domina el núcleo urbano desde un cerro fácilmente visible desde cualquier punto del valle.
Breve historia del Castillo de Monzón
El castillo de Monzón tuvo un papel destacado durante la dominación musulmana y cambió de manos numerosas veces hasta su reconquista definitiva a finales del siglo XII.
Con la muerte de Alfonso el Batallador, los templarios recibieron Monzón como compensación por sus derechos hereditarios, convirtiéndose desde ese momento en la encomienda templaria más importante del Reino de Aragón.
Su presencia aquí no solo reforzó la frontera aragonesa, sino que convirtió el castillo en un auténtico centro estratégico, religioso y económico.
Los templarios lo ampliaron y perfeccionaron, levantando varios de los edificios que hoy vamos a visitar. Tras la disolución de la orden en el siglo XIV, el castillo pasó a manos de los Hospitalarios y más tarde fue sede de las Cortes de la Corona de Aragón.
Arquitectura y recorrido por el Castillo de Monzón
El castillo de Monzón se alza sobre un cerro al suroeste de la población. Se asciende por la ladera norte, la menos escarpada, a través de una rampa en zig-zag reforzada en los siglos XVII y XVIII con muros de ladrillo, baluartes y otras defensas pensadas para artillería y fusilería.

Puerta de entrada torre de Jaime I
La entrada al recinto del castillo se encuentra junto a la imponente Torre de Jaime I, en la esquina sureste de la meseta fortificada. La torre tiene planta trapezoidal, y cumplió funciones de cárcel durante la época templaria, con muros gruesos y pequeñas ventanas para vigilar.
Es una de las edificaciones peor tratadas por el tiempo, y su sillería está parcheada con muros de ladrillos.
Túnel de entrada y plaza de armas
Se accede a la parte alta del recinto, donde se encuentran los edificios principales, por un túnel en curva excavado en la ladera. Es un paso amplio que asciende hasta la explanada principal, pensado para facilitar el movimiento de tropas y proteger la entrada.
Tras superar este pasaje defensivo llegamos al nivel superior donde se conserva la parte más monumental del castillo de Monzón: el recinto medieval, organizado en torno a un amplio patio de armas.
Capilla del Castillo de Monzón
La iglesia románica templaria, levantada en el siglo XII, es una de las construcciones más valiosas del conjunto. El templo presenta una nave rectangular cubierta con bóveda de medio cañón apuntado y un ábside semicircular al interior y poligonal al exterior.
Conserva varias ventanas abocinadas y una portada occidental con arquivoltas sencillas, además de un vano lateral con dovelas decoradas que durante años se atribuyeron al arte hispanovisigodo, aunque hoy se relacionan con la escultura románica de Huesca.
Pero lo más interesante y sorprendente es lo que se puede ver en el suelo del propio ábside. A través de un cristal, podemos ver parte un pasadizo subterráneo de 52 metros y 18 metros de desnivel que servía como vía de escape en caso de asedio.
Dormitorios
Nuestra visita al Castillo de Monzón continúa en los antiguos dormitorios templarios, ubicados en el costado sur del castillo.
Están muy deteriorados, y con restos de varias alturas. Son edificaciones discretas, pero importantes para entender la vida cotidiana dentro del castillo-convento.
Torre del Homenaje
La torre del homenaje es la construcción más antigua del castillo. Probablemente levantada por los musulmanes entre los siglos IX y X, muestra muros de cantos rodados colocados en opus spicatum y reforzados con sillares.
(El opus spicatum es una técnica de construcción romana y medieval que consiste en colocar ladrillos o piedras en forma de espiga, para formar un patrón parecido a “V” o a espiga de trigo).
La torre del homenaje consta de cuatro plantas superpuestas y una galería superior, hoy recrecida tras las restauraciones para recuperar su altura original. Desde fuera resulta imponente, y desde dentro se aprecia muy bien cómo funcionaba este elemento clave en la defensa del castillo. Además las vistas desde arriba son impresionantes.
Refectorio
A pocos metros de la torre se encuentra un gran edificio rectangular de 35 metros de largo construido por los templarios. Fue sala capitular y refectorio, y más tarde se adaptó para alojar tropas.
El interior es un magnífico ejemplo de la arquitectura cisterciense militar: muros macizos, escasa decoración y una gran bóveda de medio cañón apuntado que le da un aspecto austero y solemne.
El resto del castillo
Puedes completar la visita al Castillo de Monzón paseando por los alrededores de estas construcciones, recorrer sus defensas y disfrutar de unas vistas impresionantes de Monzón.
Desde allí también se aprecia de cerca la estatua del Sagrado Corazón, un punto curioso que completa la visita. Es una figura muy querida por los vecinos de Monzón y visible desde buena parte de la ciudad. Fue instalada en el siglo XX como donación de la empresa Hidro Nitro Española y, aunque no forma parte del conjunto medieval ni de la etapa templaria, con el tiempo se ha convertido en un símbolo moderno del castillo.
Se alza sobre la antigua mina del polvorín, lo que ha generado cierto debate técnico y patrimonial. Aun así, su silueta forma ya parte del paisaje y añade un punto curioso a la visita, recordándonos cómo los monumentos continúan evolucionando mucho después de que sus muros dejaran de tener uso militar.
Estado actual y restauración
Durante mucho tiempo el Castillo de Monzón estuvo en ruinas, pero en las últimas décadas se han llevado a cabo varias fases de restauración. Aunque no toda la estructura ha podido recuperarse, sí se han consolidado las zonas más importantes, permitiendo un recorrido por la historia del recinto.
Vídeo del castillo de Monzón
Descubre el Castillo de Monzón y sus secretos en nuestro recorrido visual con este vídeo. Murallas, torre del homenaje, iglesia templaria, pasadizos y rincones llenos de historia.
Dónde dormir
Monzón cuenta con una oferta hotelera cómoda y variada: hoteles modernos, alojamientos rurales y pequeños hospedajes familiares. Es un buen punto base para visitar no solo el castillo, sino también toda la comarca del Cinca Medio.
Qué ver cerca de Monzón
Muy cerca del Castillo de Monzón, hay varios lugares que merece la pena visitar para completar la excursión. Puedes recorrer el casco histórico de Monzón y detenerte en la impresionante concatedral de Santa María del Romeral, un edificio que combina arquitectura gótica y románica.
A pocos kilómetros se encuentra el Monasterio de San Juan de la Peña, famoso por su espectacular claustro ubicado bajo la roca y una historia ligada a la Corona de Aragón.
Otro destino imprescindible es Alquézar, un pueblo medieval declarado Conjunto Histórico-Artístico, conocido por sus calles empinadas, su colegiata y las vistas que regala desde lo alto del cañón del río Vero. Aquí también comienza la ruta de las pasarelas, un recorrido espectacular por los desfiladeros de roca que permite disfrutar de la naturaleza y de paisajes únicos de la comarca del Somontano.
La visita al Castillo de Monzón permite sumergirse en siglos de historia templaria y militar en un entorno privilegiado. Una visita imprescindible para amantes de la arquitectura militar, viajeros curiosos y quienes buscan descubrir joyas a menudo poco conocidas.







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