Hoy queremos enseñarte qué ver en Loches, una “Ciudad de Arte e Historia” llena de encanto, ubicada en el corazón de Francia, y que guarda una de las fortalezas medievales mejor conservadas del país.
Con sus imponentes murallas, su Donjon milenario y la Residencia Real, es un lugar imprescindible que incluir en una Ruta por el Valle del Loira. Es una Ciudad Real y en tu paseo disfrutarás de sus 1000 años de historia y por supuesto también de la arquitectura. ¡Acompáñanos en nuestra visita a Loches! Sabemos que te va a sorprender y a enamorar a partes iguales.

Dónde está Loches
Como siempre, comenzamos el artículo ubicando la localidad. Loches es una comuna del departamento de Indre y Loira, en la región Centro-Valle del Loira, de Francia
Dónde dormir
Nos alojamos en el Best Western Premier Hotel de la Cite Royale, muy céntrico y perfecto para disfrutar de la localidad, con una relación calidad-precio estupenda. El alojamiento ofrece restaurante y también tiene terraza, piscina cubierta, bañera de hidromasaje y recepción 24 horas.
También está muy bien el Brit Hotel Confort Loches, a las afueras de la ciudad, pero a la que puedes llegar caminando. Concretamente del castillo está a 1700 metros. Cuenta con restaurante, parking privado gratis, bar y sus habitaciones, todas las comodidades.
Qué ver en Loches
Puedes disfrutar de todos los lugares que ver en Loches perfectamente caminando. Así que no hay excusas, aparca tu coche y disfruta del paseo, de la historia y de la arquitectura de esta maravillosa ciudad.
Su casco histórico y su ciudadela son un viaje a la Edad Media y al Renacimiento, en un recorrido que mezcla arquitectura militar y elegancia cortesana.

Pont de la Gare, presa y molinos
Aparcamos cerca de la estación del tren, y la primera visión que tenemos de la ciudad es desde el pont de la Gare. Bajo el puente discurre el rio Indre y al fondo hay una pequeña presa, que regula el curso del río.
Esta era zona de molinos en la época medieval, fueron fundamentales para la economía local, y que aprovechaban la fuerza del agua para moler grano. Allí mismo puedes ver uno de los más destacados, es el Moulin des Cordeliers, que ha sido restaurado y adaptado para albergar pequeños apartamentos donde puedes alojarte.

Plaza Marché aux Fleurs - Torre de San Antonio
Comienza nuestro paseo, para descubrir todo lo que ver en Loches, contemplando la plaza del Mercado de Flores. Tras los edificios sobresale la Torre de San Antonio, antiguo campanario de la iglesia del mismo nombre, y la única atalaya renacentista de Touraine. Tiene una altura de 52 metros y fue construida entre 1529 y 1575.

Porte des Cordeliers
Muy cerquita está la Porte des Cordeliers, una de las puertas de la muralla. Loches se encontraba totalmente rodeado por una muralla de protección en el siglo XII, aunque la mayor parte de esta ha desaparecido o se ha integrado en algunos edificios, aún se conservan partes que reflejan el pasado defensivo de la ciudad, y tres puertas.
Se encuentra ubicada cerca del Convento de los Cordeliers (franciscanos), del que debe su nombre. Fue construida en el siglo XV, y a pesar de ser más sencilla que la Puerta Real era muy importante, ya que conectaba la parte baja de la ciudad con el río y su actividad molinera.


Grande Rue
Nos adentramos en la población por una de las principales arterias que ver en Loches, la Grande Rue en la que podrás ver un montón de pequeños comercios. Llega hasta el castillo, aunque cambiando su nombre por la Rue du chateau.

Porte Picoys - Ayuntamiento
Llegamos a la plaza del ayuntamiento, uno de los rincones más bonitos que ver en Loches. En ella se encuentra otra de las puertas de acceso a la ciudad. Es la Porte Picoys, del siglo XV, cuya estructura defensiva conserva su paseo almenado.
Adosado a la puerta, haciendo forma de L se encuentra el Ayuntamiento de Loches. Este bello edificio de piedra caliza data de 1543, y fue ordenada su construcción por el rey Francisco I, aunque las obras se retrasaron algunos años por problemas financieros.


Rue du Chateau - La Chancellerie
Continuamos por la Rue du chateau, en la que nos detenemos a ver el edificio de la Chandellerie con una preciosa fachada renacentista. Es de 1551 e inspirada en la obra de Miguel Ángel, también merece la pena entrar a ver su patio. Y por supuesto la exposición permanente que nos cuenta la historia de Loches. También se hacen otras exposiciones temporales, espectáculos y conciertos.



Cité Royale de Loches - Ciudadela
En lo alto de la colina, y dominando la ciudad y el valle del río Indre, se encuentra la Cité Royale de Loches. Su historia comienza en el siglo IX, cuando fue erigida como una fortaleza defensiva para protegerse de los vikingos debido a su importante posición estratégica.
Esta ciudad real es una amplia zona en la que se encuentra el palacio real y el Castillo de Loches, rodeado de murallas, torres y puertas fortificadas, y un barrio medieval con casas y calles que datan de entre los siglos XIII y XIV.
Porte Royale, la puerta más imponente que ver en Loches
Para entrar en la ciudadela hay que atravesar la Porte Royale, la puerta más imponente que ver en Loches, que, además, está muy bien conservada.
Por ella pasaron importantes reyes como Carlos VII o Luis XI y muchos nobles. Se construyó en el siglo XIV y cuenta con elementos góticos refinados para recordar la autoridad del rey y la importancia de Loches en el reino francés.

Musee Lansyer
En el interior se encuentra otro de los museos más interesantes que ver en Loches, el Museo Lansyer. Está dedicado al pintor Emmanuel Lansyer (1835-1893), uno de los más destacados paisajistas franceses del siglo XIX. El museo está instalado en la antigua casa del artista, un edificio del siglo XV que él mismo heredó y decoró, y las habitaciones conservan gran parte de su decoración original.
El museo alberga una impresionante colección de aproximadamente 100 de sus pinturas, junto con muchos bocetos y dibujos que muestran su técnica detallada y su amor por los paisajes. Además de su obra personal, la colección incluye una variedad de grabados, objetos personales y recuerdos de sus viajes.

Logis Royal - Residencia Real
Y llegamos a la maravillosa Residencia Real de Loches, un majestuoso palacio hogar de reyes y cortesanos. Forma parte del complejo del Château de Loches, y su construcción comenzó en el siglo XIV bajo el reinado de Carlos VII, siendo ampliada y modificado a lo largo del tiempo, especialmente durante los reinados de Luis XI y Francisco I.
El palacio refleja una transición entre la arquitectura medieval y el Renacimiento, un ejemplo perfecto de la evolución de los palacios reales. Cuenta con varias alas de diferentes épocas, entre las que destaca su estructura original gruesos muros y torres defensivas.
Destaca el torreón, el ala renacentista, elegantes salones, como el Salón de Audiencias, donde Carlos VII recibió a Juana de Arco en 1429, después de haber liberado la ciudad de Orleans.
También está la capilla privada, la Cámara de Carlos VII, decorada con muebles de época o la Cámara de Agnès Sorel, su famosa amante. Y disfruta de las decoraciones con ricas colecciones de tapices, cuadros y objetos de la vida cortesana del Renacimiento.
Tras disfrutar de la visita al Palacio real de Loches, puedes pasear por sus jardines y disfrutar de las impresionantes vistas del valle del río Indre y la ciudad medieval de Loches.








Colegiata de Saint-Ours
Junto al palacio se encuentra la Colegiata de Saint-Ours, un templo románico del siglo XI-XII, en el que llaman la atención las dos pirámides octogonales que culminan sus torres.
El pórtico interior es la representación alegórica de las artes liberales en Francia. No resulta muy habitual en la primera mitad del siglo XII que se muestre la aritmética con un ábaco, la geometría con un compás, la astronomía con unos astros, la música con un arpa, o la lógica con un reptil. El atrio y el doble pórtico, además, ha permitido la conservación parcial de su policromía.
En el interior es sobrio y elegante y en él se encuentra la tumba de Agnès Sorel, amante de Carlos VII, un personaje influyente en la historia de Francia.



Fort Saint-Ours
Por detrás de la colegiata, se encuentra la Fort Saint-Ours, un dispositivo fortificado secundario del castillo. Fue construido por etapas a partir del siglo XII, y aunque de él ha desaparecido gran parte, todavía podemos contemplar parte del muro y las dos torres que flanqueaban la puerta norte.
Castillo de Loches
Entre 1013 y 1035, Foulques Nerra, Conde de Anjou, mandó construir la ciudadela consolidando las defensas y creando el imponente y bien conservado Castillo de Loches.
El castillo está compuesto por la torre o donjon de 38 metros de altura y gruesas murallas diseñadas para resistir ataques. Durante la Guerra de los Cien Años fue un punto estratégico crucial en el conflicto entre Francia e Inglaterra. Y en el año 1205, Felipe II de Francia, integró a Loches definitivamente al reino de Francia.
En el recorrido por el castillo podrás ver el interior del donjon y acercarte a su vida interior gracias al Histopad. Las paredes gruesas y las pocas ventanas muestran su carácter defensivo, y además de ver las diferentes estancias, podrás subir a lo alto de la torre, desde la terraza alucinarás con la vista panorámica del valle del Indre, la ciudad de Loches y las murallas que rodean la ciudadela.
Con el fin de las guerras medievales, Loches pasó de ser una fortaleza de defensa a convertirse en una prisión real. Por eso también podrás visitar las mazmorras, en las que estuvieron encerradas importantes figuras políticas y militares hasta el siglo XVIII.






Qué ver cerca de Loches
Si tienes tiempo, aprovecha para explorar los alrededores de Loches. Puedes ir a la página web de la oficina de turismo de Loches y saber lo que puedes ver en los alrededores.
Encontrarás otros castillos del Valle del Loira que merecen la pena visitar, como Chenonceau, Blois o Amboise. O fascinantes ciudades como Tours o pueblos como Montresor, clasificado como uno de los pueblos más bonitos de Francia.
Y ahora ya sabes todo lo que ver en Loches, una joya medieval que alberga algunos de los tesoros mejor conservados de la historia de Francia: su ciudadela y la residencia real. Un lugar perfecto para una escapada con un ambiente medieval que te transportará a otra época, pero con la animación de sus calles, llenas de pequeñas tiendas y restaurantes, que hacen que pasear por la ciudad sea un placer para los sentidos.
Si te gusta sumergirte en la historia y disfrutar de la tranquilidad de los pueblos franceses, no dudes en incluirla en tu ruta por el Valle del Loira.
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