Hoy conoceremos
un bello lugar de la provincia de Zaragoza, el Real Monasterio de Santa
María de Veruela, situado en Vera de Moncayo, primer monasterio del Císter en Aragón y
lugar de inspiración de
Gustavo Adolfo Bécquer y de su hermano Valentín a mediados del siglo
XIX. Si te gusta el cisterciense, este es tu lugar.

Laorden del Císter
Ya hemos hablado en más ocasiones de la orden del Císter, cuya primera
fundación fue creada en Francia en el año 1098 por un grupo de monjes
benedictinos, queriéndose apartar del estilo cluniacense que les estaba
alejando de sus orígenes austeros. San Bernardo Claraval, extendió este
nuevo modelo de vida para los monjes que se expandió por toda Europa medieval.
Hay bellos ejemplos repartidos por toda España, el otro día vimos
Santes Creus, que junto con Poblet y Vallbona de les Monges, forman la
Ruta del Císter Catalán.
Fundación del Monasterio de Veruela
Aragón fue de los primeros lugares españoles en los que el Císter se instalo
favorecido por la corona aragonesa con numerosos privilegios y donaciones,
haciendo posible con ello la colonización de territorios tras la reconquista.
La primera fue la del Monasterio de Veruela en 1145, que es de la que
vamos a hablar hoy, a esta le siguieron la de Rueda en 1153,
Piedra
en 1194, Fonclara en 1223 y Santa Fe del que no se sabe la fecha
exacta de fundación.
Un terreno retirado en la Vera del Moncayo y junto a las aguas del río
Huecha, fue el lugar elegido para la ubicación de este monasterio en 1145.
A los monjes blancos se les llamó monjes roturadores, por lo bien que acondicionaban las tierras para su explotación, construyendo canales, acequias, presas y molinos, fueron determinantes para que los terrenos elegidos fuesen repoblados, desarrollaron cultivos y granjas ovinas, comercializando los productos obtenidos de su trabajo. Y haciéndose con un gran valor religioso, económico y político allá donde fundasen su Monasterio, como fue en el caso del Monasterio de Veruela.
A los monjes blancos se les llamó monjes roturadores, por lo bien que acondicionaban las tierras para su explotación, construyendo canales, acequias, presas y molinos, fueron determinantes para que los terrenos elegidos fuesen repoblados, desarrollaron cultivos y granjas ovinas, comercializando los productos obtenidos de su trabajo. Y haciéndose con un gran valor religioso, económico y político allá donde fundasen su Monasterio, como fue en el caso del Monasterio de Veruela.

Su arquitectura sigue el mismo esquema que todos los del Císter, líneas
sobrias y puras en sus orígenes, no exentas de grandeza y desnudez ornamental,
con una cantería en un estilo que pasa del románico al gótico al que el paso
de los siglos y las nuevas modas arquitectónicas dotaron decoraciones
renacentistas y barrocas.
Recorriendo sus dependencias principales
El conjunto monástico se encuentra rodeado por una muralla hexagonal de
un kilómetro de perímetro, rematada por almenas y once cubos cilíndricos,
realizada entre 1541 y 1544. Frente a ella hay un
gran aparcamiento gratuito en el que dejar tu vehículo.
Antes de entrar puedes acercarte a ver la Cruz Negra, o Cruz de Becquer que en 1561 mandó construir el abad Carlos Cerdan Gurrea, símbolo del poder del monasterio civil y criminal sobre su señorío.
Antes de entrar puedes acercarte a ver la Cruz Negra, o Cruz de Becquer que en 1561 mandó construir el abad Carlos Cerdan Gurrea, símbolo del poder del monasterio civil y criminal sobre su señorío.
La entrada al recinto se hace atravesando un arco y tras él la
Torre del Homenaje del siglo XIII, el acceso doble, uno peatonal y el
otro para carros. A cada lado de la torre en los cubos que la protegen,
podemos ver los escudos de Hernando de Aragón y Lope Marco.



Una vez dentro del recinto hay un jardín con árboles plataneros, a la derecha
el lugar donde sacar el ticket, el aljibe medieval,el
palacio abacial y la entrada al
Museo del Vino de D.O Campo de Borja, que al finalizar visitaremos.

Al fondo del paseo y antes de entrar en lo que son propiamente las
dependencias claustrales, atravesando un pequeño jardín, encuentras la
Iglesia Abacial, que data del s. XII, con una portada de medio punto y
un rosetón románico.

En el exterior de la Iglesia abacial de Santa María de Veruela, destaca
su portada románica del siglo XII compuesta por un guardapolvos, cinco
arquivoltas abocinadas apoyadas en una imposta de ajedrezado jaqués y cinco
columnas y un pilar a cada lado con capiteles bellamente decorados. También su
bello rosetón románico y a un lado la
torre campanario de Santiago, formada por cuatro cuerpos, los dos
inferiores románicos, y los dos superiores de ladrillo de estilo mudéjar tan
frecuente en Aragón.



Dentro del Monasterio
Entramos en el monasterio por la portería, nos recibe
una preciosa portada y lo primero que vemos es la cilla, que
se encuentra hoy en día habilitada para alojar el Espacio Bécquer, en
el que podemos ver documentación sobre la estancia de Gustavo Adolfo Becquer
y de su hermano Valentín en la posada que hubo en el monasterio.


Los hermanos Bécquer y el Monasterio de Veruela
Gustavo Adolfo Bécquer, estuvo en 1864 en la posada del monasterio intentando recuperarse de la tuberculosis con la que estaba aquejado con el aire sano y seco del Moncayo. En esa época escribiría "Cartas desde mi celda", nueve textos en los que habla de su viaje de Madrid a Veruela, su vida en el monasterio y la leyenda de la fundación de este. Junto con su hermano, el pintor Valeriano Béquer, también allí alojado, publicarían en la revista El Museo Universal, una obra con textos de Gustavo e ilustrada por su hermano.
Gustavo Adolfo Bécquer, estuvo en 1864 en la posada del monasterio intentando recuperarse de la tuberculosis con la que estaba aquejado con el aire sano y seco del Moncayo. En esa época escribiría "Cartas desde mi celda", nueve textos en los que habla de su viaje de Madrid a Veruela, su vida en el monasterio y la leyenda de la fundación de este. Junto con su hermano, el pintor Valeriano Béquer, también allí alojado, publicarían en la revista El Museo Universal, una obra con textos de Gustavo e ilustrada por su hermano.
Accedemos así al claustro del siglo XIV, que como viene siendo
habitual en este tipo de monasterios, distribuye el resto de las
dependencias a su alrededor. El que vemos en la actualidad es de estilo
gótico de finales del siglo XIV, ya que el original románico tuvo que ser
reconstruido casi en su totalidad tras la
Guerra de los dos Pedros.
La Guerra de los Dos Pedros fue la guerra castellano-aragonesa de
1356-1369. Una serie de enfrentamientos entre Pedro I de Castilla y
Pedro IV de Aragón que finalizó sin un claro ganador, ya que las
pretensiones de Pedro IV de Aragón no se llegaron a cumplir y Pedro I de
Castilla fue asesinado y destronado por su hermanastro Enrique de
Trastámara.
Las galerías del claustro se comunican con el patio por medio de arquerías
apuntadas entre contrafuertes y tres óculos lobulados por tramo, que en la
actualidad se encuentran cegados. Vemos las diferentes estancias alrededor
del claustro,
la cocina, el refectorio, el calefactorio, y la sala capitular entre otros. También hay que fijarse en los
sepulcros del pasillo y la abundancia de gárgolas que hay en
el patio.




El claustro superior es realmente bonito, se añadió en el siglo
XVI y es de estilo plateresco, tiene abundante decoración en la que
destaca en la parte más alta las cabezas de reyes y abades del
monasterio.
Junto a la entrada del refectorio podemos ver el lavatorio con su fuente central, tiene planta hexagonal y bóveda de crucería con un medallón con un guerrero tallado como clave.
El refectorio es una gran sala rectangular, con estructura románica y una impresionante bóveda de nervaduras góticas estrelladas con escudos heráldicos de los abades Hernando de Aragón y Lope Marco en las claves, la parte gótica se construyó en el siglo XVI para dar más altura a la sala.

Junto a la entrada del refectorio podemos ver el lavatorio con su fuente central, tiene planta hexagonal y bóveda de crucería con un medallón con un guerrero tallado como clave.


El refectorio es una gran sala rectangular, con estructura románica y una impresionante bóveda de nervaduras góticas estrelladas con escudos heráldicos de los abades Hernando de Aragón y Lope Marco en las claves, la parte gótica se construyó en el siglo XVI para dar más altura a la sala.

La Sala Capitular es una de mis estancias favoritas de los
monasterios. En ellas se reúne el abad con la comunidad y se tratan
diferentes asuntos y en ellas se encuentran enterrados abades. Es de
estilo románico con cuatro columnas centrales y cuatro apoyadas en los
muros, que sujetan las bóvedas de crucería y tres ventanales al fondo.
Destacan dos sepulcros góticos, el de Lope Ximénez, señor de
Agón, del siglo XIII. Y en la pared contraria el del abad Sancho
Marcilla de finales del siglo XIV.


Y llegamos a la Iglesia de Santa María, para entrar en ella hay
dos puertas, la de los conversos y la de los monjes, las dos
románicas.
Tiene tres naves separadas por pilares cruciformes, y una cabecera con una capilla principal con girola, deambulatorio y cinco absidiolos. La girola combina las bóvedas de crucería, arcos apuntados y columnas y los cinco absidiolos tienen forma románica, su planta es semicircular y bóveda de cuarto de esfera. La luz entra en de la nave central, más alta que las laterales, por grandes ventanales abocinados carentes de decoración. En la capilla mayor podemos ver una imagen del siglo XV de madera policromada, es Nuestra Señora de Veruela.
A los pies del Altar Mayor protegidas por cristal hay lápidas de alabastro blanco, son enterramientos de abades de entre los siglos XVI al XVIII. También podemos ver una de alabastro negro es del noble Juan de Guerrea.

Tiene tres naves separadas por pilares cruciformes, y una cabecera con una capilla principal con girola, deambulatorio y cinco absidiolos. La girola combina las bóvedas de crucería, arcos apuntados y columnas y los cinco absidiolos tienen forma románica, su planta es semicircular y bóveda de cuarto de esfera. La luz entra en de la nave central, más alta que las laterales, por grandes ventanales abocinados carentes de decoración. En la capilla mayor podemos ver una imagen del siglo XV de madera policromada, es Nuestra Señora de Veruela.
A los pies del Altar Mayor protegidas por cristal hay lápidas de alabastro blanco, son enterramientos de abades de entre los siglos XVI al XVIII. También podemos ver una de alabastro negro es del noble Juan de Guerrea.




En la capilla de San Bernardo se encuentra el sepulcro en alabastro del abad Lope Marco, formado por un arcosolio con el sepulcro en su interior y la estatua yacente del abad vestido con hábito de la orden del cister. También podemos ver la lápida del sepulcro del infante Alfonso de Aragón hijo primogénito de Jaime I el Conquistador, muerto en 1260.


Al otro lado del transepto, encontramos una extraordinaria portada rococó del
siglo XVIII, por la que se accede a la sacristía. Está decorada con
músicos, ángeles y la imagen de la Inmaculada. La sacristía es una pieza de
planta rectangular construida en 1664, en ella destaca una talla de la Virgen
con el Niño y la pila lavamanos situada junto a su entrada de arco de medio
punto decorada en estuco policromado.


El monasterio es abandonado en 1835 por la Desamortización de Mendizábal. Por
suerte se mantuvo en buen estado gracias a la formación de una junta de
conservación y por la creación de una hospedería a la que acudía la
alta sociedad aragonesa y personajes como los hermanos Bécquer. En 1875
pasó a manos de los jesuitas hasta 1975 año en el que la
Diputación de Zaragoza se hizo cargo del usufructo y su conservación.
Fue declarado Monumento Nacional en 1919.
En la zona monástica que no se puede visitar, desde hace años se han estado
haciendo obras de rehabilitación para la construcción de un
Parador Nacional de Turismo. Parece ser que tras unos años de retrasos,
su apertura es inminente.
Puedes aprovechar la visita para hacer senderismo y recorrer la
"Ruta de los Bécquer"que recorre los parajes por los que estuvieron Gustavo y Valeriano, y que
sigue la Carta Tercera de las Cartas desde la Celda. Un camino
poético parte del monasterio de Veruela que pasa por Trasmoz y llega a
Litago. Un recorrido de 16 kilómetros entre ir y volver, en los que veremos
unos carteles explicativos con textos de Gustavo y las ilustraciones de
Valeriano.
Antes de irnos entramos al
Museo del Vino de la Denominación de Origen Campo de Borja, en el que
mediante paneles, maquetas y audiovisuales se recoge el cultivo del viñedo y
la elaboración del vino, también máquinas y utensilios que se utilizaron
hace muchos años. En el jardín exterior podemos ver cepas de diferentes
tipos de uva.


¿Dónde está?
FUENTES
Románico aragonés
e información de la oficina de turismo de Zaragoza
1 Comentarios
Vaya preciosidad de monasterio, se merece bien una sola entrada para él, precioso!!!
ResponderEliminarUn abrazo
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