Ejea de los Caballeros, capital de la Comarca de las Cinco Villas

En nuestra escapada por tierras zaragozanas, descubrimos Ejea de los Caballeros, considerada capital de la Comarca de las Cinco Villas. Una ciudad cuyo casco urbano se encuentra adaptado a la pendiente de una colina y cuyos principales monumentos son sus tres iglesias: San Salvador, Santa María de la Corona y Nuestra Señora de la Oliva. ¿Te vienes de visita para descubrir todo lo que hay qué ver en Ejea de los Caballeros?

Qué ver en Ejea de los Caballeros

Iglesia de San Salvador

En la parte más baja de Ejea de los Caballeros se encuentra la iglesia de San Salvador, cuyos orígenes fueron románicos del siglo XII. Su consagración fue en el año 1222 y la reforma que se llevó a cabo posteriormente, le dio este aspecto de iglesia-fortaleza que vemos hoy en día. En su exterior destacan sus torres fortificadas góticas, una sin acabar que se añadió en el siglo XIV, y la otra con camino de ronda y almenas.

En la fachada norte se encuentra una de las portadas románicas más decoradas de Aragón, cuya escultura es del taller del Maestro de Agüero. Bajo sus cinco arquivoltas de medio punto con los principales episodios evangélicos y cantidad de composiciones de temática profana, podemos ver el tímpano con una maravillosa representación de la Última Cena.

En la portada oeste, de la misma escuela, podemos ver en el tímpano central, el crismón trinitario aragonés sujeto por dos ángeles y unos capiteles decorados con motivos vegetales, y seres fantásticos.

En el interior destaca su bóveda central de cañón apuntado y su ábside poligonal. Su retablo mayor de estilo gótico, se comenzó en 1438 y se acabó en 1476, tiene 24 tablas pintada al temple. El sarcófago de 1787 de don Francisco González, sacerdote de la iglesia, censor de la Inquisición, y fundador del seminario de San Carlos de Zaragoza.

El púlpito renacentista del siglo XVI. Las capillas de los lados del presbiterio fueron añadidas en el siglo XV, el resto a partir de 1545 por orden del hijo de Fernando el Católico, arzobispo de Zaragoza, Alfonso de Aragón. Y la de El Voto a finales del siglo XVIII.

Iglesia de Santa María de la Corona

La iglesia de Santa María de la Corona, fue consagrada en 1174 y construida en la parte más alta de la población junto al antiguo castillo. Es también una iglesia fortaleza de estilo románico con transición al gótico.

En el exterior destacan sus dos portadas, la sur conserva parte del estilo románico original, y en sus arquivoltas y columnas podemos ver una decoración geométrica y floral. En el tímpano, de nuevo el crismón aragonés, decorado con elementos geométricos y ornamentos florales. Hay en la fachada un hueco que alojó un sarcófago, decorado con un escudo de la villa de Ejea de los Caballeros, el más antiguo de esta.

La portada oeste es de estilo predominantemente barroco, ya que sufrió grandes remodelaciones en 1649. Y también llama la atención la torre románica con posteriores añadidos mudéjares.

El interior de una sola nave, denota la pureza del románico del císter. Se encuentra cubierto por una bóveda de cañón apuntado y su ábside poligonal tiene arquería ciega, con vanos abocinados. Las capillas o arcosolios, se abrieron entre a partir del siglo XV.

Y el retablo mayor, de estilo churrigueresco se hizo entre 1699 y 1734, lo preside una imagen gótica del siglo XIV de Santa María, sobre ella San Juan Bautista, patrón de Ejea con el escudo de la villa y a sus lados San José y San Joaquín. Hay un relieve románico que parece ser que perteneció al claustro de San Salvador en el que hay tallada una Anunciación policromada.

Iglesia de la Virgen de la Oliva

El tercero de los templos de Ejea es la Iglesia de la Virgen de la Oliva, de estilo barroco construido en 1765 en el lugar donde hubo una ermita en el siglo XIII. La portada principal se encuentra bajo un atrio porticado con frontón triangular.

En el interior destaca la linterna octogonal del crucero apoyada sobre pechinas. Y en el Altar mayor neoclásico de finales del siglo XVIII, podemos ver la imagen de la Virgen de la Oliva, patrona de Ejea de los Caballeros, talla gótica de estilo franco-borgoñón del siglo XIV custodiada por dos santos del cister: San Benito y San Bernardo y sobre ella San Juan Bautista, patrón también de la villa.

La talla de la virgen proviene del Monasterio Cisterciense de la Oliva, situado en Carcastillo en Navarra, desde allí se trajo en el año 1600.

Arquitectura civil

Las tres iglesias se encuentran protegidas por un casco histórico bastante reformado, en el que podemos ver construcciones de todo tipo. Entre ellas destacan algunas de estilo aragonés de entre los siglos XVI y XVIII, por ejemplo en las calles Ramón y Cajal, Herrerías, Mediavilla o en la plaza de España.

Destaca la Casa del Carlista, una buena muestra de casa-palacio del siglo XVI, de estilo aragonés, tiene tres plantas de ladrillo y piedra en el zócalo y las esquinas, llaman la atención las arquerías de las ventanas de la última planta, la hilera de azulejo de Muel (Zaragoza) y su alero de madera.

El centro neurálgico de Ejea es la Plaza de España, un arco sirve de entrada y en ella destaca el antiguo ayuntamiento neoclásico.

A las afueras de Ejea se encuentra la Ciudad del Agua, un recinto ferial y el museo Aquagraria. Y el Parque Lineal del Gancho, el pulmón verde de la ciudad, donde disfrutar de actividades acuáticas, con merendero y una zona con juegos infantiles.

¿Dónde está Ejea de los Caballeros?

¿Qué ver en los alrededores de Ejea de los Caballeros?

Puedes acercarte a ver las localidades que historicamente han dado nombre a La Comarca de las Cinco Villas, que junto con Ejea de los Caballeros son: Sos de Rey Católico, Uncastillo, Sádaba y Tauste.
Y si te gustan los yacimientos romanos, no dejes de ir a conocer Los Bañales donde podrás ver los restos de una ciudad romana, con su acueducto, termas y presa.

Ya sabes que ver en Ejea de los Caballeros, luger en el que el paso del tiempo casi no ha dejado vestigios de su pasado árabe, ni de su abadía, sus murallas o su palacio.

La ciudad en si es tranquila y está cuidada, pero no tiene demasiado que ver, eso sí, si te gusta el románico, las iglesias de San Salvador o de Santa María de la Corona merecen la pena, si tienes la suerte de ver su interior, porque a veces, es tarea imposible.