En Asturias el verde lo envuelve todo, la humedad marca el ritmo y el sonido del agua está siempre presente, ya sea en forma de cascada, arroyo o río. Por eso nos encanta recorrer los ríos de Asturias, porque no solo forman parte del paisaje: también explican su historia y su carácter.
Son rutas que permiten conocer el territorio de una forma diferente, más tranquila y cercana, ideal para quienes quieren disfrutar de la naturaleza sin prisas y con toda la información necesaria para planificar la visita.
En esta guía reunimos algunos de los ríos más representativos del Principado: los más famosos, los más tranquilos y también esos pequeños tesoros que pasan desapercibidos pero que sorprenden a quien se anima a conocerlos. Desde las bajadas en canoa más populares hasta senderos para caminar junto al agua, todos ofrecen una experiencia distinta que ayuda a entender por qué aquí el paisaje se vive, no solo se mira.
Algunos ríos de Asturias para descubrir el Principado
El Sella: la experiencia más conocida y completa
El Sella es, sin duda, el más famoso de los ríos de Asturias. La popular bajada del Sella se ha convertido en una actividad imprescindible para quienes buscan turismo activo en el norte. Pero lo que más nos gusta es que es una aventura accesible para todo el mundo: no hace falta tener experiencia previa con la pala ni estar en forma; basta con querer pasar un día divertido en plena naturaleza.
El recorrido habitual va desde Arriondas hasta Ribadesella. Es un trayecto sencillo, con aguas tranquilas y zonas donde detenerse a descansar o tomar algo. En verano el ambiente es muy animado: canoas de colores, chapuzones, familias, grupos de amigos y ese buen humor que caracteriza a la zona.
Normalmente la actividad dura entre tres y cuatro horas, aunque cada uno marca su ritmo. Lo bonito es disfrutar del entorno: las montañas suaves, las praderas, la vegetación que acompaña todo el cauce y la sensación de desconexión total. Para quienes visitan Asturias por primera vez, es una de las experiencias más recomendables.
Ribadesella: el punto donde el río se une al mar
Ribadesella es el final natural del Sella y un lugar perfecto para completar la experiencia. Después de la bajada, es habitual acercarse al paseo de la ría, donde se ve llegar a los grupos en canoa mientras el ambiente marinero llena las terrazas y el casco urbano.
Aquí se mezclan la villa marinera, el río y el mar Cantábrico. Es un buen sitio para descansar, comer algo típico, pasear hasta la playa de Santa Marina o disfrutar de la puesta de sol. Para muchos, es el cierre perfecto de una jornada de naturaleza y actividad.
Cangas de Onís
Y si hablamos del Sella, no podemos olvidarnos de su paso por Cangas de Onís. Es el río que discurre bajo el puente más famoso de Asturias, el "Puente Romano", uno de esos lugares que todos reconocen al instante.
Ver el Sella desde allí, con las montañas al fondo y el ambiente de la villa, ayuda a entender por qué este río forma parte de la identidad del oriente asturiano.
El Nalón: historia, naturaleza y silencio
El Nalón es el río más largo del Principado y, quizá por eso, el que mejor cuenta su historia. Nace en la montaña y recorre valles marcados por la minería y la industria, zonas que durante décadas fueron el motor económico de la región. Hoy ese pasado se mezcla con espacios verdes recuperados, sendas cómodas para caminar y tramos donde se puede navegar en kayak.
No tiene la fama del Sella, pero ofrece otro tipo de experiencia: más tranquila y vinculada a la memoria de los pueblos que crecieron en torno a él. Sus orillas son perfectas para pasear, observar aves o simplemente disfrutar del paisaje sin prisas.
Es un río que se descubre poco a poco, ideal para quienes quieren adentrarse en una Asturias más auténtica y alejada de las rutas más concurridas.

El Cares: el río que acompaña una de las rutas más impresionantes
En plenos Picos de Europa, el Cares preside uno de los senderos más conocidos de España: la Ruta del Cares. Aquí no se viene a remar, sino a caminar junto a un paisaje espectacular. El río discurre encajado entre enormes paredes de piedra, con un color turquesa que sorprende incluso a quienes viven aquí.
El Cares es además un río que une territorios, porque nace en la provincia de León y se abre paso hacia el norte hasta llegar a Asturias. Esa mezcla hace que la famosa senda discurra por una garganta que separa ambos territorios y ofrezca paisajes que impresionan en cada tramo.
La ruta es lineal, muy popular y con tramos en los que el río queda muy por debajo del camino, creando un paisaje que impresiona. A pesar de la afluencia de visitantes, sigue siendo una experiencia única para entender la fuerza de la naturaleza en esta zona.
Quien haya vivido la bajada del Sella y camine después por el Cares descubrirá dos caras muy distintas de los ríos de Asturias.
El Esva: uno de los secretos mejor guardados del occidente
El occidente asturiano guarda rincones que sorprenden por su tranquilidad, y el valle del Esva es uno de ellos. Este río avanza entre bosques frondosos, meandros y antiguos molinos que aparecen entre la vegetación. Es perfecto para quienes buscan rutas poco masificadas, más rurales y muy conectadas con la naturaleza.
Los senderos que acompañan al río son ideales para caminar en familia o en pareja. En algunos tramos apenas se encuentra gente, lo que permite disfrutar del sonido del agua y del entorno sin interrupciones. Es un río que transmite calma y que muestra un lado de Asturias menos conocido, pero igualmente especial.
Recorrer los ríos de Asturias es una manera diferente de conocer el Principado, ya sea remando, o caminando. Cada río tiene un carácter propio y todos cuentan algo sobre esta tierra que tanto queremos. Desde la diversión del Sella hasta la calma del Esva, pasando por la historia del Nalón o la grandeza del Cares, cada ruta ofrece una experiencia única.
Y lo mejor es que todas son accesibles para quienes quieran descubrir Asturias desde dentro, tal y como la vivimos nosotros cada día.







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