Ruta Foces de El Pino, Monumento Natural asturiano

Hoy nos vamos de ruta por nuestra querida Asturias, concretamente por el concejo de Aller. Pasearemos por Las Foces de El Pino, un desfiladero por el que el río Valmartín, ha modelado la roca caliza en su descenso desde Peña Redonda. Estas foces (hoces), se encuentran en un bellísimo paraje, y fueron declaradas Monumento Natural en el año 2001.

Dónde están las Foces de El Pino

La ruta de las Foces de El Pino comienza en la localidad asturiana de El Pino, del cual lleva su nombre, situada en el concejo de Aller.

Desde Oviedo por la A-66 dirección León, tras pasar Mieres, tomamos la salida 54 dirección Moreda y al Puerto de San Isidro (AS-112). Pasaremos Cabañaquinta, y llegaremos al pueblo de El Pino, donde aparcaremos.

Foces de El Pino
Ruta lineal 8,8 km ida y vuelta
Sendero homologado Nº: PR.AS-31
Duración: 2 horas 45 min
Dificultad: Fácil
Desnivel: 350 m.

El río Valmartín es el protagonista absoluto de esta ruta. Este río de montaña ha formado un cañón a través de una peña caliza. Salva un desnivel de 800 metros en los seis kilómetros que recorre desde su nacimiento en Peña Redonda, hasta que desemboca en el río San Isidro o río Braña.

Una hoz, o foz en asturiano, es el desfiladero formado por un río. La hoz del río Valmartín discurre en zonas con paredes casi verticales rompiendo en rápidos y cascadas. El sendero por el que pasearemos es la vía por la que los habitantes de El Pino llegan a las majadas con su ganado en verano, para facilitar el camino se empedraron algunas zonas y también se construyeron algunos puentes.

Las foces de El Pino fueron declaradas Monumento Natural en el año 2001

Comenzamos la Ruta de las Foces de El Pino

Aparcamos en la carretera general AS-253 y recorremos las calles de El Pino siguiendo el cauce del río Braña o San Isidro, y siguiendo las señales.

Una vez en la senda, pasaremos junto al Molín de Peón, un antiguo molino en el que hoy en día hay un vivero de truchas, allí hay un área recreativa y carteles informativos.

El siguiente punto es la fuente Gavalanceras, un bebedero de ganado y aquí se encuentra la “entrada” de la Foz de El Pino y la pista se transforma en un camino empedrado.

Comenzamos el ascenso, en ocasiones algo más pronunciado, pero siempre llevadero y veremos alguna majada con pequeñas construcciones, las vistas son ya francamente maravillosas.

Los sustratos blandos de las zonas más altas y las más bajas, hacen que haya prados y pastos, alternados con bosques de hayas y matorrales. En las grietas de las paredes rocosas también podemos ver como crecen tejos y escuernacabras. 

La ruta es en constante ascenso, en ocasiones algo más pronunciado y veremos alguna majada con pequeñas construcciones, las vistas son ya francamente maravillosas.

Un desvío bien señalizado nos conduce a las hoces, y tras cruzar un puente llegamos a la altura del río Valmartín. Sin duda aquí comienza la parte más bonita del recorrido: las foces, que apenas miden un kilómetro pero que son francamente bonitas.

La parte más impresionante de esta ruta senderista es la del desfiladero que el agua ha tallado con su fuerza erosiva y la disolución bioquímica. Contiene fósiles de algas y animales marinos de hace más de 300 millones de años. La fuerzas tectónicas plegaron estas capas calizas, surgiendo la Peña La Panda (1.790 m) y el Pico Pandos (1.566 m), guardianes de las Foces.

Nos iremos encontrando algún puente más, numerosos saltos de agua y pequeñas cascadas. En estas cristalinas y frías aguas viven larvas de invertebrados que a su vez sirven de alimento a los alevines de trucha. También abunda la nutria, los mirlos y las chovas. Además hay ciervos, corzos, lobos, zorros, y en las cumbres rebecos.

Poco a poco va acabando la hoz abriéndose el paisaje y permitiéndonos ver las montañas que nos rodean y llegamos a las Campas. La ruta continuaría hasta Peña Redonda o por la izquierda hacia las Brañas de Caniella, aquí decidimos descansar unos minutos y admirar el paisaje y dar la vuelta.

Comenzamos el regreso más relajadamente, contemplando el paisaje al revés y disfrutando más de él, ahora es todo cuesta abajo, así que el esfuerzo es menos y se hace en mucho menos tiempo.

Aunque solemos llevar el bocata de casa, nos gusta hacer algún gasto en las poblaciones donde comienzan las rutas. Por eso paramos a tomar algo en una sidrería que hay en la carretera general.

¿Qué te ha parecido la ruta de las Hoces de El Pino? Es super bonita y nada exigente y como has visto, se hace en menos de tres horas. Cuéntame si la has hecho y si te ha gustado, compártela con los botones de más abajo en tus redes sociales, nos ayudas a crecer.